Sonrisa de ganador

lunes, 13 de septiembre de 2010

Sonrisa de ganador. Éste era el lema (con minúscula) con el que Isra y yo habíamos decidido que afrontaríamos cada examen del curso, o cada traba, un último impulso para que todo el esfuerzo no se fuera al traste por los difícilmente controlables nervios que, nunca mejor dicho, jugaban tan malas pasadas. Pero si sólo hubieran sido los nervios... "No, pero eso tú te lo sacas fácil, si tú eres muy listo", solían decirme mentes sabias antes de empezar hace dos años. Tan fácil de decir, tan difícil de explicar.

Desde fuera no se entiénde cuán in-tensos pueden resultar dos años, en concreto 631 días muy largos, donde te juegas tu supervivencia casi a diario, con la presión de tener que aprobar todos los exámenes, y todos fueron 97, y teniéndo que obtener un 70 sobre 100, con criterios de evaluación tan poco objetivos. Pero, por si ello fuera poco, haber tenido que soportar, en-cima, injustos reconocimientos médicos, vituperaciones por quien se cree en el derecho de usar y abusar de su efímero poder, insultos por decreto, decretazos insultivos, y muchos más obstáculos que prefiero, una vez saltados con éxito, olvidar cuanto antes.

Porque, amainada la tempestad, que aún no exterminada, sólo queda quedarse con lo bueno, y los buenos fueron ellos, unos compañeros que sin apenas conocerme me ayudaron como nadie a desatar la eu-foria, un apoyo fundamental que queda unido en la adversidad y que sigue demostrándose, con los que viví una experiencia inolvidable, dentro y fuera de las (j)aulas.

Porque, aún en la incertidumbre de otra espera para nada compatible, sin saber que será quequé será, de momento sólo el haberlos conocido ya me hace sentir ganador, y por supuesto con una sonrisa.