Está que arde

martes, 28 de junio de 2011

Es 25 de junio en Alicante. A las 12 de la noche, los fuegos artificiales marcan el inicio del fin de la fiesta. Desde la arena de la playa del Postiguet, desde una tabla de surf en el mar o desde un barquito en la bahía, cualquier lugar es bueno para despedir una semana de fiesta marcada por el fuego, un fuego que arde pero no quema. Los alicantinos se manejan entre el fuego sin miedo; no les queda otra: sin llama no hay hogueras.

En Alicante las Hogueras se preparan durante todo el año. Cada barrio se agrupa para preparar su hoguera, que se convierte en el nexo de unión de los convecinos. El trabajo del año explota en la semana de fiestas: alzan su obra, preparan su racó con verbenas a diario, y se disfrazan temáticamente para lucir sus originales trajes en el desfile que abre la semana.

Alicante se transforma en su fiesta mayor. Las calles se cortan, y en cada esquina se levanta una o varias figuras de corcho y madera, que no se llaman fallas, aunque se parezcan; se llaman hogueras. Las hogueras son críticas, satíricas o simplemente bonitas, hay por toda la ciudad y son una muestra de arte efímero con apenas 5 días de vida: el día 24 de junio por la noche, estos armatostes son quemados, es la noche de la Cremá, ante la atónita mirada de quien queda hipnotizado por las llamas. Pero como dije antes, es un fuego que no quema: ahí están los bomberos, prestos para solucionar cualquier problema y mojar en los asistentes en lo conocido como la Bañá.

Los días en Hogueras son largos, pues duran hasta la noche. Cuando el sol cae, la ciudad vuelve a salir a las calles desiertas de coches para disfrutar de la música y la fiesta en las barracas. La ciudad no descansa, pues la celebración empieza a las dos de la tarde, con la Mascletá, un espectáculo pirotécnico de 7 minutos impresionante, cuya traca final en el corazón de la Plaza de Luceros hace vibrar el suelo y el cuerpo de todos los asistentes. Buen trabajo, señor pirotecnic.



La fiesta sigue, con el desfile de trajes regionales y la tradicional ofrenda de flores a la Virgen frente a la Concatedral de San Nicolás. Y así, un día tras otro, en una ciudad que arde, en la que andar y pasear es un reto para evitar los molestos petardos que pequeños y no tan pequeños tirar por las calles; una ciudad en la que se esquiva al fuego y se vive con él.

George, we're running out of capsules

domingo, 12 de junio de 2011

Si la señora Clooney reprendiese a su marido porque se ha quedado sin monodosis para hacerse su Nexpresso, George no tendría más remedio que preguntarle a sus vecinos si les pudiesen dejar alguna cápsula. George podría ir a probar suerte al chalet de la izquierda donde vive Paulina Rubio; y si Pau no tuviera, seguro que en el de la derecha a Alejandro Sanz le sobraría alguna.

Así es la vida en Miami, donde en la bahía Vizcaína, entre la ciudad de Miami y Miami Beach, no han tenido reparos en construir unas serie de islas artificiales para que los famosos construyan casoplones de ensueño reservados para la élite. Unas islas por las que el mejor medio para desplazarse es el agua, montados en un barco a motor o una moto acuática fácilmente atracables en cualquiera de los puertos individuales que posee cada parcela.

El lujo llama al lujo. Y la multiplicación de chalets de famosos da lugar a configuraciones surrealistas de las viviendas. No sería extraño pues imaginar a Keanu Reeves yendo a pedir un poco de sal a su vecina Jennyfer López; o a Ricky Martin acercarse a la mansión de al lado para pedir a la difunta Celia Cruz una pieza de fruta, que Celia cogería de su peinado. En Star Island, se encuentra la casa más cara de todas: 75 millones de dólares pagó por ella el dr Frost, más conocido como el inventor de la Viagra. Seguro que su vecino Frank Sinatra acudió a él en vida alguna vez a pedirle algo que le faltase. Y lo que tiene que ser un infierno es la junta de vecinos que reúna a Sylvester Stallone, Gloria Stefan, Xuxa y Shaquille O´Neyll para discutir cuál de ellos hace más ruido en sus fiestas. O cómo Cocodrilo Dundee enseña a Estela del Carmen Banderas a manejar un boomerang en su jardín.

Aprovechando la coyuntura de tanta casa de lujo, muchos productores de cine han aprovechado estos escenarios para rodar sus películas. Las islas de los famosos han visto llegar los huevos extraterrestes de Cocoon, han acogido las sangríentas matanzas de Scarface, las persecuciones policiales de Bad Boys o las peripecias de Miércoles en La familia Addams.

Esto es la bahía de Miami. Un lugar exclusivo para que los famosos pueden interrelacionarse. Así que me voy a montar en mi moto acuática y acercarme a casa de Carmen Electra a ver si necesita algo.