Cascadas en masa

viernes, 18 de febrero de 2011

Precioso, natural y único. Así era el entorno de las Fonts del Algar, un reducto de naturaleza que quien lo visita no se cree que se encuentre en Alicante. En la tierra de la la playa y del Mediterráneo, del boom inmobiliario y de los guiris colorados, sorprende encontrar un paraje diferente, montañoso, lleno de vida, de agua que fluye cristalina formando espectaculares cascadas, con su rumor constante y refrescante, entre paredes de roca caliza. Y lo más llamativo: a tan sólo 15 kilómetros de Benidorm.

Situadas sólo a 3 kilómetros de Callosa de Ensarrià, las fuentes del Algar, que con ese nombre denota a las claras qué pueblo las bautizó ("Algar" en árabe significa cueva), son el resultado de la unión de los cursos de los ríos Guadalest y Algar, siendo el nacimiento de este último visitable en un recorrido senderista de kilómetro y medio. Las frías aguas que poco más abajo desembocarán en el Mare Nostrum han ido modelando un paisaje kárstico dominado por una sucesión impresionante de cataratas y pozas donde tomar un baño es una obligación.

Pero empecé el post en pasado no por gusto, sino por un motivo claro. Hace años, nadie conocía las Fonts del Algar: los privilegiados que sabían de su existencia disfrutaban de un espectáculo natural virgen. Hoy, todo ha cambiado. El lugar está explotado por ese turismo de masas que arrasa cual Atila allá por donde pasa hasta el límite de hacer incómoda la visita. Es imposible aparcar el coche si no es en el aparcamiento de un restaurante donde te cobran un euro (que te amablemente te descuentan si comes allí luego); nada más coger la senda una chica te hace una foto que luego puedes comprar, como si fuera un parque temático; para acceder a las cascadas hay que pasar primero por una pasarela rodeado de bares y artículos de recuerdo, donde por cierto, sólo se puede ir al servicio si consumes; al llegar, hay que pasar por una garita donde en época estival te cobran entrada ¡por ver algo natural!; no te dejan entrar comida con la excusa de preservar el entorno (o para que gastes en los restaurantes); y en verano está masificado de gente bañándose o pasando el día. De pena.

Es el eterno debate, todos tenemos derecho a disfrutar de lo que la naturaleza nos ha dado, no veo mal poner algunas restricciones para su preservación, pero ¿hasta qué punto podemos destruir un entorno incomparable para el lucro? A pesar de todo, las fuentes del Algar son una maravilla de la naturaleza que merece la pena ser conocida. Eso sí, en invierno.

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