Los finde de semana los madrileños se lanzan a la sierra, como se conoce por estos lares a las montañas del norte de la provincia. Una de las rutas más populares es el Camino Schmidt, nombre nada castizo para un sendero creado en los años 20 por un guarda austriaco del bosque. La ruta es muy asequible y no tiene pérdida, pues, cual Dorothy en Oz, basta con seguir los puntos amarillos que en árboles y piedras van señalizando el camino a seguir.
Una buena idea para realizarla es dejar el coche en Cercedilla, lugar donde termina la ruta. Allí se puede coger el tren de la sierra, la pintoresca línea de Cercanías que une Cercedilla y el puerto de Cotos y que atraviesa la montaña por su estrecha vía rodeada de pinos. El paisaje lo abandonaremos en la estación del Puerto de Navacerrada, desde donde comienza nuestra ruta a pie. Entre los edificios de una estación de esquí ya cerrada por estas fechas, debemos ascender por carretera hasta tomar una pista de tierra a la izquierda. Antes de llegar a la residencia del ejército del aire, el sendero ya señalizado se inicia a nuestra izquierda.
El camino es sencillo, y alterna repechos y bajadas. Aún en abril, el hielo recubre parte del camino, y hay que andar con cuidado para no resbalar en un descuido. Por eso sorprender ver cómo osados ciclistas desafían las leyes de resistencia para hacer el camino a dos ruedas. Entre un espeso bosque de pinos silvestres y siempre con sombra que alivie el calor, el sendero cruza transversalmente la pista de esquí de El escaparate, aún con mucha nieve. Sin crampones lo único que queda es pasar despacito para no probar el descenso acelerado de pistas sin esquíes.
Una buena idea para realizarla es dejar el coche en Cercedilla, lugar donde termina la ruta. Allí se puede coger el tren de la sierra, la pintoresca línea de Cercanías que une Cercedilla y el puerto de Cotos y que atraviesa la montaña por su estrecha vía rodeada de pinos. El paisaje lo abandonaremos en la estación del Puerto de Navacerrada, desde donde comienza nuestra ruta a pie. Entre los edificios de una estación de esquí ya cerrada por estas fechas, debemos ascender por carretera hasta tomar una pista de tierra a la izquierda. Antes de llegar a la residencia del ejército del aire, el sendero ya señalizado se inicia a nuestra izquierda.
El camino es sencillo, y alterna repechos y bajadas. Aún en abril, el hielo recubre parte del camino, y hay que andar con cuidado para no resbalar en un descuido. Por eso sorprender ver cómo osados ciclistas desafían las leyes de resistencia para hacer el camino a dos ruedas. Entre un espeso bosque de pinos silvestres y siempre con sombra que alivie el calor, el sendero cruza transversalmente la pista de esquí de El escaparate, aún con mucha nieve. Sin crampones lo único que queda es pasar despacito para no probar el descenso acelerado de pistas sin esquíes.
En pocos kilómetros llegamos al Collado Ventoso, el punto más alto del recorrido, con 1892 m AMSL. Hoy sin viento, es un lugar precioso para descansar y tomar un piscolabis. A partir de aquí, y siempre siguiendo nuestras guías amarillas, el camino sólo es de descenso, entre más pinos y robles, hacia el Valle de la Fuenfría. Es esta una zona muy transitada, pero es normal, pues es ideal para pasar el fin de semana. Verdes praderas, el río, los árboles y bien comunicado por carretera, un lugar5 estrellas en el manual del buen dominguero.
Camino abajo llegamos en pocos kilómetros al lugar donde comenzamos nuestra ruta, la estación de tren de Cercedilla, completando así mi primera ruta de senderismo por la sierra.
Camino abajo llegamos en pocos kilómetros al lugar donde comenzamos nuestra ruta, la estación de tren de Cercedilla, completando así mi primera ruta de senderismo por la sierra.
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