Es el punto final. Más allá, ningún caminante puede ir más lejos. El meridiano más occidental de toda la Europa continental pasa por unos acantilados que se han dado en llamar el Cabo da Roca. Ciento cuarenta metros roca abajo, el mar azota fuerte contra las paredes; es el primer contacto de las aguas con un continente inmenso.
El lugar llama la atención por sus increíbles vistas. Desde el mirador, el horizonte se abre en perfecta línea recta, y en los acantilados se abren cuevas enigmáticas. Al contrario que en el sureño Cabo de San Vicente, en el Cabo de Roca abunda la vegetación, y las laderas se copan de verde. Un monumento con una cruz nos recuerda las coordenadas que ponen fin al continente, y un faro datado en 1772 resiste aún y siempre el fuerte azote del viento que siempre reina en este punto.
Unos kilómetros más al sur, se halla una de las playas más espectaculares de la zona, la playa de Guincho, un lugar preferente para windsurfistas que tienen aseguradas las olas en cualquier época. La fuerza del agua es tan intensa que apenas con mojarte los pies se corre el riesgo de ser llevado por una ola, por eso es considerada una playa peligrosa. Pero ello no es óbice para disfrutar del encanto de una puesta de sol desde sus dunas.
Donde occidente acaba
sábado, 17 de abril de 2010
Publicado por Lince, viajero de culo inquieto en 12:22
Etiquetas: 006.Lugares, 200.Europa, 214.Portugal
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2 comentarios:
INCREIBLE puesta de sol.
Juraría que he visto estas fotos antes :-P
Liquen
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