Por fin

sábado, 6 de noviembre de 2010

Tantos años han pasado desde la última vez que pudimos ver reflejados los edificios de la Plaza de España en su ría (bueno, sin contar con las lluvias del invierno pasado), tantos años de obras y vallas, de restauración lenta y parsimoniosa... tantos años sin ver las barcas, que desaparecieron casi al mismo tiempo que el burrito que montaba a los niños y les daba paseos por la plaza. Tantos años después, que por fin Sevilla puede lucir con orgullo su monumento más visitado.

La plaza ya está como siempre, recuperando el acabado original que le diera Aníbal González para la exposición de 1929, pero anexionada ya sin coches con el Parque de María Luisa, espacio ahora expedito donde se erigirá una escultura de homenaje al arquitecto.

La así denominada Plaza de España recupera todos sus símbolos que justifican su nombre, los 4 puentes que representan los 4 reinos de la España antigua, su ría semicircular orientada al oeste para unir en abrazo imaginario a Sevilla con las antiguas colonias americanas, los 48 bustos de los españoles más ilustres ordenados cronológicamente, y las 48 hornacinas de cerámica representando a todas las provincias con su hecho histórico más destacado, sin duda el mayor atractivo de todo el conjunto para los visitantes nacionales.

Por fin se acabó este episodio fantasma que ha supuesto la interminable restauración de este referente recuperado con todo su esplendor.

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