La lluvia en Sevilla

domingo, 17 de enero de 2010

Después de un mes seguido sin parar de llover (los andaluces no exageramos, son los demás los que se quedan cortos), ¿a quién le sigue pareciendo que en Sevilla la lluvia es una maravilla?

Se quejan los conductores, porque los atascos se multiplican (aún más si cabe); y los del metro, porque han salido goteras; se quejan los ciclistas, porque no pueden usar las bicis; y los viandantes, que se mojan la ropa con los enormes charcos que se forman cada vez que llueve (¿por qué nunca drenan bien los sumideros?); se queja el peluquero porque la gente pasa de arreglarse el pelo; y el de la tienda porque nadie sale a comprar; los turistas, porque la ciudad está fea; y los de Lipasam porque no paran de limpiar.

Lo cierto es que pasarme toda la Navidad en casa y que no haya parado de llover es un trastorno incómodo, ya que apetecía más reguardarse en casita que salir a tomar algo. Pero a mí, en verdad, la lluvia en Sevilla me maravilla. Será por lo poco acostumbrados que estamos, pero me quedo embobado viendo las gotas caer tras la ventana. Y, cuando llueve, el aire se limpia, los humos se esfuman, y cuando por fin escampa y sale el sol, la luz que alumbra la ciudad le confiere un color especial.

Eso sí, a ver si sale el sol ya, que Sevilla parece Vigo. Que por tener, dicen, han tenido este año hasta nieve. Nuevamente, son los demás los que se quedan cortos.

1 comentarios:

Hanah M. dijo...

El tiempo nos ha dado un fin de semana de descanso, hoy vuelve a llover.

Se te han olvidado los techos que se caen, los perros hiperactivos q no puede salir a la calle y la ropa que nunca se seca y los scouts que aplazan mil veces las salidas al campo.

Si estuvieras aquí ya no querrías más lluvia, de verdad.

bss