Miamiscelánea

martes, 5 de julio de 2011

Es probable que no haya otra ciudad en el mundo que encierre más tópicos que Miami. Buena culpa de sus estereotipos han sido potenciados por el universo del celuloide, puesto que Miami se gusta a sí misma como escenario de películas y series; no obstante, si el río suena, aunque sea el río Miami, agua lleva, y en este caso la ficción no dista mucho de la realidad.

La imagen que todos tenemos de Miami son la de cuerpos esculturales luciendo palmito por la playa. Es un tópico que se queda corto: el culto al cuerpo es una filosofía de vida. Tanto que los autobuses muestran anuncios de aumentos de pecho, e incluso las maniquíes de las tiendas exhiben turgentes pechos. La extensísima Miami Beach, con sus kilómetros de arena fina y aguas color turquesa, es una tuneada pista de atletismo por la que misses y misters corren o hacen ejercicio, o por cuyo paseo marítimo ruedan bicis y skaters. Por las calles, estos modelos al uso van sin tapujos en bañador o bikini, un postureo permanente con el objetivo de lucir.

Se dice de Miami que es el paraíso del ocio y la fiesta nocturna. Y no carece de razón esta afirmación. En Juegos salvajes sólo se ve un anticipo de lo que es en verdad Miami. Por la noche, el glamour se apodera de las calles: los cuerpos esculturales se visten de gala, con tacón alto y minifaldas XS, con zapatos de punta y camisas de Armani. Los hoteles de la playa abren sus macro discotecas, o sus fiestas privadas al lado de la piscina. El lujo gusta, los coches de Miami los vimos en 2 Fast 2 Furious, y no hay nada mejor para aparentar que llegar con tu ferrari o limusina a la puerta de la disco y que un gorrilla con esmóquin te aparque el coche.

Porque Miami es lujo, y el lujo gusta a los famosos. Julio Iglesias no se vino a Miami de casualidad. Quería estar cerca de otros que, como él, tienen la fortuna necesaria para comprar una mansión en las islas de los famosos, a las que acceder en yate o moto acuática es una obligación.

Otra imagen de Miami es la de que es la ciudad menos americana de todo Estados Unidos. Efectivamente, es más hispana que anglosajona. En menos de 100 años de vida, Miami ha visto como sus primeros pobladores se vieron fueron pronto superados por el masivo éxodo de cubanos que huyeron de Cuba tras la llegada de Fidel. Su cercanía a la isla caribeña (288 kms) llenó a Miami de cubanos, en su mayoría emprendedores que hicieron pronta fortuna en suelo yanqui. En Scarface o Bad Boys vimos que la droga está también presente en la ciudad, aunque el tráfico ha disminuido bastante en los últimos años. La población cubana es la más importante de Miami y tienen su propio barrio, Little Havana, recodo de la cultura caribeña.

Pero el germen de Miami es la mezcla. En Miami se habla más español que inglés, y en sus calles habitan, a parte de los cubanos, un importante número de haitianos, dominicanos, nicaragüenses, colombianos, ciudadanos latinoamericanos en general, así como sudafricanos, chinos y de otras partes del mundo. Todos tienen cabida en la ciudad de las oportunidades.

Todo ello, sumado a su potencial económico, el tercero de todo Estados Unidos, su alegría en la famosa Ocean Drive entre edificios Art Decó, su clima cálido todo el año aunque excesivamente húmedo en verano, sus rascacielos a los que acceder en tranvía elevado gratuito o su pasión por los Heats, toda esta miscelánea hace de Miami una ciudad única en el mundo. Así nos la canta Will Smith:

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