Desmadre

viernes, 12 de agosto de 2011

Pocas veces tendré la posibilidad de vivir unas fiestas tan desde dentro como estas de La Blanca, en Vitoria. La oportunidad aparece y no se desaprovecha. Ahí me vi, metido de lleno dentro de una cuadrilla, ataviado para la ocasión con el traje típico vitoriano: camisa blanca, pantalón, faja y blusa con los colores de tu cuadrilla, medias blancas por encima y las albarcas, el calzado de cuero y suela plana, tan plana que caminar con ellas supone un tormento que hay que padecer.

El paseíllo de los blusas por el centro de Vitoria es el momento central de las fiestas. La gente sale a la calle para ver desfilar las 30 cuadrillas y a sus respectivas charangas en un camino de ida y vuelta hasta la plaza de toros. Dos paseos, y dos oportunidades para beber y beber, gracias a esa especie de bar móvil, un vehículo mororizado que cada cuadrilla transforma para que le acompañar en su recorrido. Los blusas tienen carta blanca para hacer casi de todo: al ritmo de la música charanguera, bailan y cantan, saltan y se desmadran, corren y reparten tetatinas, y beben y beben a un ritmo ya difícil de seguir. Todo sea por olvidar el dolor de pies.

Los blusas son el epicentro de una fiesta que comienza el 4 de agosto, con la bajada del Celedón, un muñeco que representa a un aldeano vitoriano sosteniendo un paraguas, y que cual Mary Poppins cruza la plaza ante el jolgorio de los presentes. Los vitorianos se ponen al cuello ese día el pañuelo azul y blanco, y ya no se lo quitarán hasta el 9, cuando acaban las fiestas con el viaje de vuelta del Celedón.

Cursiva
Las fiestas del norte son muy diferentes a las del sur. En Vitoria, el gentío invade unas calles que rebosan actividad. Son fiestas muy campechanas, con 4 conciertos al día, degustaciones de pinchos, desfiles de cabezudos y competiciones de todo tipo. Sin duda, las más llamativas las de los tradicionales deportes rurales vascos, que han convertido oficios campestres de toda la vida en auténticas competiciones. Levantadores de yunques o de fardos de paja, carreras de traineras, recogedores de mazorcas, los clásicos levantadores de piedras y los aizkolaris que cortan un tronco con hacha en apenas unos segundos, espectáculos callejeros para el deleite de un público que no para de decir:
¡Aupa!



1 comentarios:

I-bai dijo...

Pocas "traineras" vas a ver en Vitoria-Gazteiz,......