Espectador privilegiado

martes, 16 de agosto de 2011

Desde mi torre, a 60 metros de altura, sentado en mi privilegiada atalaya, veo como los fuegos incendian Elche. Fuegos intencionados, ensordecedores, que dan color a la oscura noche y que, como es habitual en la Comunitat, son sinónimo de fiesta. En Elche anuncian la Nit de l'Albà, que significa paradójicamente La Noche del Amanecer, pues dan tanta luz al firmamento como si el sol hubiese adelantado varias horas su salida.

Las fiestas de Elche concluyen el día 15 de agosto, el día en el que, según la tradición, la virgen ascendió a los cielos. Los ilicitanos, en honor a su patrona la Virgen de la Asunción, vienen celebrando desde tiempo inmemorial una obra religiosa conocida como El Misteri d'Elx, que por su importancia histórica y escenográfica, de carácter único en el mundo, fue declarada en 2001 Patrimonio de la Humanidad por la Unesco

El Misteri, escenificado dentro de la Basílica de Santa María, escenifica en dos actos la muerte de la virgen y su posterior entierro, asunción y coronación. Todos los personajes, según una absurda tradición, son hombres: incluso el papel de virgen está interpretado incomprensiblemente por un niño. Pequeños y adultos se coordinan a la perfección en un relato coral y cantado, voces extraordinarias que aprovechan la magnífica acústica de la iglesia para cantar un texto escrito casi íntegramente en valenciano y que sería imposible seguir sin la guía (y el abanico) que te dan a la entrada:



El Misteri se resuelve, para decepción de la inspectora Laura Lebrer, sin ningún tipo de suspense; aunque, propiamente hablando, sí hay un suspense, que es sin duda la parte más espectacular de la obra: del cielo de la basílica caen de repente, suspendidos en el aire, ángeles que cantan y tocan la guitarra y el arpa, gracias a una obra de ingeniería que desafía las ley de la gravedad. El araceli (que significa "altar del cielo") con los ángeles desciende, toma la virgen y vuelve a ascender para, a varios metros de altura, coronorla como reina de los cielos. También desde mi privilegiada posición siento como la lluvia de oropel inunda la basílica entre los aplausos del público tras la arriesgada maniobra. Y noto como los fuegos artificiales vuelven a retumbar con fuerza. Sinónimo de fiesta.


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