Nunca había estado en Murcia y mi conocimiento sobre ella se limitaba a ese programa que cada 9 de junio (día de la comunidad) echaban por la noche en La Primera, con un lema que los murcianos han cogido un poco de tirria. Porque aquel programa de propaganda política no ha ayudado en nada para dar a conocer a una ciudad que, sin hacer ruido, es la séptima en población de toda España con nada menos que 430.000 habitantes. Murcia, hermosa, ¿qué eres?
Murcia se relaciona siempre con la huerta: hace años todos los murcianos tenían una casa con un huerto que les suministraba los productos más básicos ayudados por el benigno clima de la región; pero la expansión urbanística rompió tendencia y los murcianos vendieron sus tierras para que se construyeran los nuevos barrios. Por eso hoy se ven pocas huertas, y las que hay las encontramos en la periferia.
La venta de tierras dio dinero a los murcianos, la ciudad duplicó su población en 50 años, y hoy, según nos cuenta Juanchope, el estatus de vida mejoró y se nota en los hábitos de la gente, como en su forma de vestir o en el hecho de que algunos procuran perder el característico acento murciano (de boca abierta y con muchas "ees") por uno más formal.
Por lo demás, en Murcia se vive muy bien. El clima es espectacularmente cálido aunque bochornoso en verano; por eso, en diciembre, y a 20 grados, la gente va por la calle con abrigos (algún día habría que ponérselos). La ciudad está llena de bares y es típico el salir de tapas; de hecho, dimos buena cuenta de productos típicos como el zarangollo, los michirones, la ensalada murciana o el pastel de carne (espectacular el de sesos). Y por la noche, se nota buen ambiente por las calles.
El día que visitamos Murcia era día de fiesta, y la gente se agolpaba por las calles peatonales del centro. Por el cruce de las calles Platería y Trapería o en la Plaza de la Catedral, los murcianos disfrutaban de los edificios como el Casino o el Palacio Almodóvar; aunque lo que más nos llamó la antención es que todos los niños hermanos, aunque fueran de edades diferentes, iban vestidos iguales.
Por cierto, siempre se dijo que Murcia era una región seca. Es cierto, llueve poco, y el Segura recorre con poco caudal y un color verdáceo bajo varios puentes (uno, el típico de Calatrava) al sur de la ciudad. Del ayuntamiento y de varios puntos de la ciudad cuelgan pancartas reivindicando el "agua para todos", pero ese es un polémico tema de difícil solución.
Murcia, hermosa, ¿qué eres?
jueves, 17 de diciembre de 2009
Publicado por Lince, viajero de culo inquieto en 16:01
Etiquetas: 000.Generalidades, 100.España, 194.Murcia, 800.Ruta Quetzal
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