Los contrastes de Tenerife

martes, 1 de junio de 2010

Lo que más me ha gustado de Tenerife es su falta de homogeneidad. Los contrastes entre sur y norte determinan una dicotomía que agrada, a buen seguro, a todo aquel que la visite.

El sur de Tenerife es el paraíso de los guiris. Las mejores playas de la isla, entendiéndose por extensas, están muy enfocadas al turismo. Los hoteles y apartamentos invaden la línea de costa, y los extranjeros encuentran un clima propicio durante todo el año para satisfacer sus ganas de sol. En el sur siempre hace bueno, aunque el viento también es protagonista, lo cual es óbice para la práctica del surf y derivados.

En cambio, en el norte siempre llueve o hace niebla. También por ello, el paisaje es verde y permite descubrir lugares tan encantadores como el Valle de la Orotava. La isla se vuelve más abrupta, y emergen acantilados como los de Masca, uno de los espacios naturales más impresionantes y sorprendentes que he visto nunca. En el norte es donde viven los chicharreros, donde esá su capital Santa Cruz o donde están las ciudades más bonitas, como Puerto de la Cruz o San Cristobal de la Laguna.

Pero también difiere el centro de la isla, donse se alza colosal el Teide. Parece mentira como tan sólo en 30 kilómetros se pasa de estar a nivel de mar a ascender al punto más alto de España con sus 3.718 metros. El paisaje vuelve a cambiar y se convierte en desértico, apenas algunas especies vegetales como los tajinastes rojos sobreviven a una árida extensión de roca volcánica. La nieve perpetua pinta de blanco la cima de una montaña dando una nota de color diferente al marrón de los roques y llanuras.


Así, en apenas unos kilómetros de extensión, la isla de Tenerife esconde algo para todos los gustos. Contrastes que juegan.

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