Un bosque en la ciudad

domingo, 6 de junio de 2010

Quedan pocas semanas en Madrid, y hay que aprovechar el tiempo que resta. Madrid nunca se acaba, y siempre hay algo nuevo por conocer. Cómo me arrepiento de no haber descubierto antes un lugar como la Casa de Campo.

Asociada hace años a las putas, la Casa de Campo se ha reinventado y el cierre al tráfico de muchas de sus hectáreas le ha hecho ganar en calidad medioambiental. Putas, haberlas haylas, pero pocas en comparación con la ingente cantidad de ciclistas, viandantes, corredores, jinetes a caballo, piragüistas en el lago o chavales que van al Parque de atracciones o al Zoológico.

Yo y mi bici nos dispusimos a descubrir este entorno natural. Existen varias rutas ciclistas, pero no están muy señalizadas. Lo mejor es perderse por los caminos y senderos que se meten entre la frondosa vegetación; y perderse, te aseguro que te pierdes. Porque la Casa de Campo no es un parque, es un auténtico bosque en la ciudad, donde es fácil sentirse aislado del mundo, una sensación de soledad tan difícil de lograr en la barahúnda madrileña.

Se pueden recorrer decenas de kilómetros entre pinos, robles, fresnos o sauces, por senderos más propios de un circuito de cross, con continuos vaivenes, subidas y bajadas, o terraplenes donde sentir un frenético vértigo flipándose un poco. Y todo al ladito de Madrid.

En estas, después de tantos meses, encontre mi lugar favorito de Madrid. Tras una subida a un monte, que no sabría volver a encontrar, llegué a la cima donde, a la sombra de un roble, observé la estampa más bonita de la ciudad en la que he vivido los últimos 19 meses. Allí, en solitario y en silencio, se veían, tras el Manzanares y las copas de los árboles del Parque del Oeste, las puntas de los edificios más significativos: las 4 torres, las Kío, la Torre Picasso, el Faro de Moncloa, el rascacielos de Plaza España, el Palacio Real o la Almudena... Todos al alcance de un vistazo, desde una posición privilegiada. Me podría haber quedado horas allí sentado.


Si tuviera que volver a aquel lugar, es probable que no supiera desandar mis pasos y encontrarlo. Menos mal que me aseguré de que quedase bien fijado en mi retina.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Anda macho! A ver si quedamos un día antes de acabar y te echo una carrera en la bici!!

Fdo: GT2