Jack Vs Locke

jueves, 7 de abril de 2011

Si Jack y Locke, los dos polos más opuestos de Perdidos, hubieran caido en la catedral de San Juan Bautista en Turín, habrían prolongado sus discrepancias sobre las creencias al enfrentarse a la conocida como Síndone o Sábana Santa, el supuesto lienzo con el que se recubrió a Jesucristo tras la crucifixión.

Locke, el hombre de fe, reconocería sin problemas en la sábana las marcas del cuerpo de Cristo, unas manchas rojas que impregnan la tela y que supuestamente representan las piernas, los brazos cruzados con sus muñecas sangrantes por el clavo y la cabeza del hijo de dios. Locke creería en los dos mil años de antigüedad de esta reliquia; y en el rostro que aparece en el negativo de una foto de la sábana tomada en 1898, negativo que está expuesto en la catedral y donde se aprecia, con un hiperrealismo extremo, las facciones de la cara, la corona de espinas, el pelo largo y la barba.

Jack, el hombre de ciencia, por su parte, no se creería nada de una sábana que permanece encerrada en un gran cofre aislada del público, y que la Santa Sede ha restaurado en el año 2000. Jack preferiría creer en las pruebas de radiocarbono que se le han hecho a algunas hebras de la síndone, que la han datado mucho más joven de lo que Locke creería: el carbono ha dictaminado que como mucho la sábana procede de la Edad Media.

Locke pensaría que la sábana ha llegado a Turín por una razón, y animaría a sus seguidores a presentar su devoción por este paño porque ese sería su destino. Jack se dejaría de tonterías y trataría de salir de Turín como fuese, porque qué diantres hace él allí. La Sábana Santa, como Jack y Locke, generan detractores y partidarios por igual, y divide a investigadores y religiosos, a ateos y devotos, a hombres de ciencia y de fe, a la razón y al corazón; su origen, como el de La Isla, está y seguirá plagado de misterio.

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