24 horas de sol

viernes, 27 de enero de 2012

Finlandia es un país extraño. Llamativo como pocos por su etimología, donde el mundo acaba siempre ha sido un lugar desconocido pero de idealizada belleza para aventureros que sueñan con experimentar esos contrastes climáticos que, por mor de su posición en el globo a pocos grados del Polo Norte (la villa de Nuorgam tiene latitud 70º), provocan inviernos de oscuridad total en las que no hay sol pero sí auroras boreales, y veranos de luz 24 horas. En mi visita al sur del país en junio, muy cercana al sol de medianoche, el día nunca llegaba a desaparecer, la claridad dejaba de ser tan clara a las doce y media y tan sólo durante 3 horas, y mi biorritmo experimentó esa insólita sensación de descontrol horario por nunca ser consciente de en qué parte del día vivíamos.

Tal singular condición afecta, y mucho, a la personalidad de los finlandeses, pocos y aislados en un país inmenso; el apenas ver el sol durante seis meses perjudica seriamente la salud, y de hecho Finlandia es uno de los países el mundo con mayor tasa de suicidios. Puede ser también por este motivo que los finlandeses sean la gente más estrafalaria que he visto en mi vida, luciendo pintas en las que cualquier cosa, cuanto más diferente mejor, vale: vestidos chillones mezclado con gótico, cabellos rapados y con mechas, zapatos con forma de conejito y mil variaciones más, todo depende de la imaginación que le eches. En este arte de destacar, los finlandeses son amantes del Heavy, cuanto más metal mejor, y se sienten muy orgullosos de que los monstruos de Lordi ganaran Eurovisión en 2006. Sin embargo, en general son muy cerrados, tienen fama de antipáticos e inhospitalarios, y están generando un sentimiento nacional muy fuerte que se refleja en las urnas con el ascenso vertiginoso de los extremistas de derecha llamado Verdaderos Finlandeses, muy críticos con las ideas europeistas del resto del continente. ¿Representan el fin de la Unión?

Por lo demás, los finlandeses son gente tranquila que disfrutan haciendo siempre las mismas cosas en un país que invita a ello por su hermosa monotonía. El paisaje en Finlandia no cambia un ápice según te desplazas en vehículo a no más de 80 por hora (prohibido ir a más), son ciudades pequeñas y vacías entre un eterno bosque de coníferas siempre salpicados por sus más de 188.000 lagos, bosques y lagos en los que siempre hay casas de campo en las que siempre hay finlandeses de fin de semana que siempre pasan su tiempo pescando y tomando una sauna. No busques emociones extremas en Finlandia, pero sí un paraíso natural y remanso de paz. Eso sí, supongo que en verano, cuando haga sol.

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