Ya he dado uno de las pasos más importantes para integrarme en la cultura alemana: me he comprado una bici, el medio de transporte más utilizado en Tübingen y en toda Alemania. La adquirí en una tienda-taller donde reparan los ciclos viejos y los venden de segunda mano. Y ahora la uso para ir todas las mananas a la escuela de idiomas, gracias a la cual gano 30 minutos de sueno y me ahorro unos 15 de viaje (también me integro en esto de calcular los tiempos).
Por la ciudad apenas hay coches. No he visto aún ningún atasco ni mucho menos a nadie tocando el claxon. Hay aparcamiento de sobra por todos sitios y los pocos vehículos que circulan lo hacen moderadamente. La mayoría de la población utilizada la práctica red de autobuses, que con apenas 30 líneas alcanzan todos los puntos de la ciudad. Hay autobuses a todas horas y lo más increíble es que en cada parada se puede leer en una tabla a qué hora pasará el próximo autobús... !y siempre coincide! No he escuchado a ningún companero quejarse de que algún autobús se haya retrasado (al contrario, casi todos hemos perdido alguno). Y por supuesto nadie paga. Bueno, nadie controla que lleves el ticket encima, aunque doy más que por sentado que todos y cada uno de los viajeros cumplen con la legalidad (a mi me dieron los del curso un abono mensual).
Pero, sin duda, la reina es la bicicleta. Están aparcadas por toda la ciudad (sobre todo en la estación de tren), con simples cadenas porque nadie las roba. De hecho, muchas de ellas están abandonadas y nadie te diría nada si las cogieras y las repararas. Hay carril bici, aunque simplemente es un par de líneas rojas que separan la calzada para los vehículos de la de las bicicletas (el de Sevilla está bastante mejor disenado). Pero no hace falta porque todo el mundo respeta a los ciclistas. Y con una tecnología de vanguardia: desde chubasqueros que cubren hasta el manillar, hasta remolques adosados al cuadro bajo el sillín para poder llevar a los ninos.
Yo con mi bici voy encantado. Cierto es que la alterno con el autobús, sobre todo los días que llueve mucho. Pero también podría combinarlos, ya que aquí te dejan subir las bicis en el autobús (te dejan subir hasta los perros). Es sin duda un país con otra mentalidad, muy bien organizado y un magnífico ejemplo a seguir en la lucha por conseguir un transporte más limpio y eficaz.
Por la ciudad apenas hay coches. No he visto aún ningún atasco ni mucho menos a nadie tocando el claxon. Hay aparcamiento de sobra por todos sitios y los pocos vehículos que circulan lo hacen moderadamente. La mayoría de la población utilizada la práctica red de autobuses, que con apenas 30 líneas alcanzan todos los puntos de la ciudad. Hay autobuses a todas horas y lo más increíble es que en cada parada se puede leer en una tabla a qué hora pasará el próximo autobús... !y siempre coincide! No he escuchado a ningún companero quejarse de que algún autobús se haya retrasado (al contrario, casi todos hemos perdido alguno). Y por supuesto nadie paga. Bueno, nadie controla que lleves el ticket encima, aunque doy más que por sentado que todos y cada uno de los viajeros cumplen con la legalidad (a mi me dieron los del curso un abono mensual).
Pero, sin duda, la reina es la bicicleta. Están aparcadas por toda la ciudad (sobre todo en la estación de tren), con simples cadenas porque nadie las roba. De hecho, muchas de ellas están abandonadas y nadie te diría nada si las cogieras y las repararas. Hay carril bici, aunque simplemente es un par de líneas rojas que separan la calzada para los vehículos de la de las bicicletas (el de Sevilla está bastante mejor disenado). Pero no hace falta porque todo el mundo respeta a los ciclistas. Y con una tecnología de vanguardia: desde chubasqueros que cubren hasta el manillar, hasta remolques adosados al cuadro bajo el sillín para poder llevar a los ninos.
Yo con mi bici voy encantado. Cierto es que la alterno con el autobús, sobre todo los días que llueve mucho. Pero también podría combinarlos, ya que aquí te dejan subir las bicis en el autobús (te dejan subir hasta los perros). Es sin duda un país con otra mentalidad, muy bien organizado y un magnífico ejemplo a seguir en la lucha por conseguir un transporte más limpio y eficaz.
1 comentarios:
Qgustazo leerte Linch, escribes genial!!! me encantaría ir a Alemania, mi madre ha venido encantada y eso que solo estuvo en Berlín...muchos besos.Espero que este comentario llegue puntual!y vosotros tb qse os echa de menos!
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