No es salto para cabreros

martes, 1 de abril de 2008

Ahí está, imponente, el Salto del Cabrero, la gran abertura natural que a lo largo de los siglos ha separado a dos magnas paredes de roca totalmente verticales. Una, de 80 metros de altura; la otra, un poco más baja, pero con una caída lo suficientemente impresionante para cortar el hipo de cualquiera. Ubicado en pleno Parque Natural de Grazalema, el dibujo que forma es único, ya que de las numerosas cimas que con características similares lo rodean, ninguna sufre una brecha similar.

Por ende, no resulta extraño que su unicidad haya dado pie entre los lugareños a numerosas leyendas que traten de dar una explicación a tan insólito fenómeno. Una nos cuenta que un cabrero que tenía un hijo enfermo, reunió dos cántaros de leche de sus cabras para poder sanarlo. Por la premura de la situación, pegó un gran salto desde una pared a la otra para ahorrar tiempo, con la suerte de que, al llegar, ni una sola gota se había derramado de ambos recipientes. Lo que no dice la leyenda es si los por todos conocidos milagrosos poderes de la leche salvaron a su hijo.

Otra nos narra la historia de un cabrero que pidió a un usurero 5 monedas de oro para poder curar a su hija enferma (parece que todo gira en torno a lo mismo); pero al no poder devolver el dinero, el prestamista se quedó con su rebaño de cabras y amenazó con quedarse con sus dos hijos. El cabrero huyó, y al saltar sobre una grieta en la montaña, esta se abrió como si hubiera sido Moisés el que brincaba, y por ella cayeron sus dos hijos y el adeudado. No sabemos nada del rebaño de cabras.

Parece físicamente complicado que un cabrero pueda llegar a saltar esta distancia (aunque soy de letras, quién sabe), pero aún así me gusta esto de las leyendas. Es muy del folclore popular. Por eso yo tengo mi propia versión de por qué la montaña está dividida en dos. Para mi, está clarísimo que fue culpa de un cabrero de Bilbao, a quien, mientras perseguía una cabra que se había escapado del rebaño en Santurce, se le cayó el hacha y su pesada hoja golpeó el suelo. No llego aún a entender porqué llevaba un hacha en vez de una cuerda para cazar al animal, pero está visto que en las leyendas siempre queda algo por explicar.

5 comentarios:

Rodri dijo...

jojojojojojojjojojojojojojojo

"por hende"????????????????

jojooojojojojo

No será, "por ende"?

Lince, viajero de culo inquieto dijo...

¿Por hende? ¿Dónde pone "por hende"? Yo no lo veo por ningún lado... :P

Lince, viajero de culo inquieto dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Cayetano Ruiz de Alarcón Quintero dijo...

¿Qué le pasa Rodri? ya ve faltas asta donde no las hay, :P, tengo pendiente esa ruta, algún día la haré.... yo creo que a la gente de Grazalema les llega el Levante porque las historias tienen tela...

Rodri dijo...

¿te crees que te vas a librar de la humillación pública porque hayas corregido tan soberana falta de ortografía?

Vergüenza periodística te debería dar escribir así.

Menos mal que... ¡¡¡qué gran invento las capturas de pantalla!!!

jejejeje