Después de 4 semanas viviendo en Tübingen, puedo afirmar que el alemán es muy difícil. Sin duda, el más complicado de todos los idiomas que intentado estudiar. Los primeros días, era frustrante estar totalmente concentrado en escuchar lo que mi familia quería decirme, y no comprender nada; o tratar de leer cualquier texto y ser incapaz de distinguir qué era un verbo o un adjetivo. Pero me apasionan los retos, y quedé profundamente satisfecho cuando, en la última cena en casa, fui capaz de mantener una conversación de lo más divertida con mi madre y mis hermanos.
El alemán tiene todas las dificultades de todos los idiomas. Los verbos se conjugan en todas las personas (como en español), y además de todos los tiempos del indicativo añaden la incertidumbre del subjuntivo. Los sustantivos pueden ir acompañados de 3 artículos (masculino, femenino o neutro) pero sin ningún tipo de lógica (con casos tan curiosos como que "la manzana" es masculino, der Apfel, pero "la niña" tiene género neutro, das Madchen). Para más inri, no se les ocurrió que para formar el plural podían añadir una simple -s; no, ellos tienen 7 plurales diferentes que, como en el caso de los artículos, hay que estudiarse todos de memoria. Todas las palabras tienen un orden determinado en la frase que hay que respetar (con lo que una frase correcta podría ser "yo he hoy por la mañana en el colegio a Pedro una sandía dado"). Y, al igual que el latín, las palabras cambian de forma según su función en la frase por las temidas declinaciones.
Pero sin duda, lo que más gracia me hace del alemán es que se pueden unir de manera interminable las palabras una detrás de otra, con la libertad de que te puedes "inventar" palabras a tu antojo. Así, Frauenarmbanduhr significaría algo parecido a "reloj con correa de pulsera para mujeres". Una vez quedé impresionado cuando leí en el titular de un periódico Wirtschaftsförderungsgesellschaft (a saber qué quiere decir). Y nuestra profesora Anette (curioso nombre) nos enseñó la palabra más larga por ella conocida: Verkehrßinfrastrukturfinanzierungsgesellschaft, 46 letras que fui incapaz de escribir en una sola línea en la pizarra. Pronunciarla velozmente es todo un desafío.
En mi opinión, el alemán es un idioma muy divertido. Una de las cosas que más me gustaba era encontrar la palabra con más consonantes seguidas. En una revista leí un apellido curioso, el de Michael Krtsch (¡no tiene vocales!). Pero me quedo con una de mis palabras favoritas (después de la archiusada kaputt), Kopfschmerzen, que une 6 consonantes todas seguidas y que significa literalmente... "dolor de cabeza" (supongo que por lo que cuesta aprendérsela).
Dolor de cabeza
jueves, 15 de mayo de 2008
Publicado por Lince, viajero de culo inquieto en 20:11
Etiquetas: 014.Idioma, 200.Europa, 210.Alemania
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3 comentarios:
"Das madchen", además de ser neutro suena a macho.... no serán mu femeninas las mujeres de allí...por cierto lo de Magadascar pa cuándo? jeje yo me voy de cabeza(y mira que tengo), iyoo que llevas casi una semana aquí y no te he visto a ver si lo arreglamos....
bueno, aquí aquí...
llevo toda la semana en Cáceres, así que a ver si aprovechamos en el fin de semana... que el lunes vuelvo por tierras extremeñas
¡un abrayo!
A mí también mencanta el alemán, pero está claro que si no lo utilizas lo olvidas completamente...
el espacio del alemán ahora lo ocupa el inglés...
qué poco espacio en la cabeza de todas formas...
Que no paras!!!!
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