La familia Krammer

lunes, 23 de junio de 2008


Cuando uno piensa en la personalidad de los alemanes, es fácil caer en el tópico de su forma de pensar cuadriculada y su seriedad. Mi experiencia de convivir un mes con una familia germana me ha permitido comprobar que, en parte, hay bastante de razón en ello.

Los Krammer me sorprendieron desde el principio, pues no me pareció nada normal encontrarme un gorro cordobés colgado en la pared del que iba a ser mi cuarto debido a que el padre, que en verdad es italiano, es un enamorado del Rocío. Y a los 10 minutos ya me estaban invitando a una cerveza de medio litro. Respondían a un modelo de familia perfecta: vivían en una barriada residencial al estilo Wisteria Lane (donde la gente pasea y hace footing a todas horas), y todos tenían una agenda diaria pluriocupada. El padre, tiene dos trabajos; la madre, tres, canta en un coro Gospell y saca tiempo para hacer escalada; la hija mayor, Lisa, canta en un grupo de rock, toca el piano y la guitarra y también escala; el hijo mediano, Gianlukas, escala y arregla ordenadores; y el hijo menor, Niko, toca el clarinete.

Con tanta actividad, me resultó curioso que en la cocina tuvieran un horario donde cada uno apuntaba qué tenía que hacer en ese día, sobre la base de lo cual decidían la hora a la que cenaban (¡algún día a las 5 y media de la tarde!). Y, como nunca estaban todos en casa a la vez, no pude hacer una foto de todos ellos juntos (que hubiera caido seguro en el blog).

Además, tenían unos roles muy marcados. Así, los hijos eran los que reparaban los muebles, pintaban los cuartos o cocinaban el fin de semana. Y había una serie de reglas que tenía que acatar pese a que en ocasiones resultaban un tanto absurdas. Por ejemplo, en el cuarto de baño siempre tenía que usar el water sentado (con un gracioso dibujo que lo explicaba) o tenía que dejar siempre la tapa levantada (para que cualquiera de sus tres gatos pudiese beber agua siempre que quisiera); o, para echarme desodorante, tenía que salir fuera al jardín (porque la madre era alérgica).

Por suerte, conocí a otros alemanes que se salían de este tópico, y que me comentaron que no todo el mundo era como mi familia. La verdad es que tanta norma intimidaba, pero en el fondo me trataton muy bien y siempre se lo agradeceré, pues me dieron la oportunidad de conocerlos y poder comprobar eso que se piensa de la personalidad de los alemanes por mi mismo.

2 comentarios:

Rodri dijo...

Se te ha olvidado comentar una característica muy importante de Lisa...

Lince, viajero de culo inquieto dijo...

Tranquilo que no se me olvida...