Un proyecto flamante

martes, 11 de noviembre de 2008

¿Qué se podría pensar del proyecto de los rovers en Amsterdam si tenemos en cuenta que no buscaron el alojamiento, no organizaron el menú, no se prepararon las actividades ni presupuestaron bien los gastos? Pues, sinceramente, que fue todo un éxito.

Pues hay que plantearse que era la primera vez que llevaban a cabo no ya un proyecto tan exigente, sino un proyecto cualquiera; y que el hecho de realizarlo les ha servido para muchas cosas, como las de percatarse de la importancia de la planificación previa, del trabajo en equipo o de la evaluación del trabajo.

Por eso de los rovers en Amsterdam me quedo con muchos momentos. De sus caras de asombro por ver una ciudad con unas libertades y costumbres tan diferentes a su barrio; con esas ganas de usar la bici como todas las demás personas de la ciudad; del saber reconocer las importancia de museos como el de Ana Frank o el de Van Gogh; o del darse cuenta de sus errores para intentar que en este nuevo año el proyecto sea aún mejor.

Y por supuesto, de la importancia de no tener la ra-ra, de hacer el tonto con cada cosa que se pueda, o de las eternas discusiones por saber si el agua de Amsterdam es (o fue) dulce o salada. Un viaje inolvidable.

2 comentarios:

Unknown dijo...

¿Es o fue salada? Los canales de Amsterdam nunca han llevado agua salada, no sabes perder una apuesta. Eso es así y sabes que no es discutible....Por cierto, muy buena la canción del video, me ha encantado..jejej.
Fue un gran proyecto con un desorganizado clan, pEro que a pesar de todo fue increible.

Un abrazo mae!!

Lince, viajero de culo inquieto dijo...

Drago, tú bien sabes que, como descubrimos, los canales de Amsterdam, en sus orígenes, a veces tenían agua dulce y otras veces agua salada. Lo que ocurre es que en la apuesta no especificamos de qué época estábamos hablando. Por eso mismo la perdí.
Además un lugareño nos contó que eran "semi semi".

¿Para cuándo lo próxima apuesta?

¡Un abrasote!