¡Que me den morcilla!

domingo, 14 de diciembre de 2008

Comer en "Casa Palencia" (nombre genérico para hablar de Luis y Lorenzo) es sinónimo de comer bien. Si a ellos debo mi costumbre de llenar mi mochilla de buen embutido cada vez que viajo al extranjero, no podía esperar un nivel alimenticio inferior el pasado fin de semana en Paredes de Nava, pues contaban con la ventaja de jugar en casa.

Llegué tarde para degustar el lechazo (el corderito cayó el viernes por la noche), pero entre el sábado y el domingo no paré de comer otra de las exquisiteces de la gastronomía palebntina: la morcilla. A pesar de su cercanía con Burgos, este producto es radicalmente diferente, pues en las tierras del Cid la morcilla se prepara con arroz, mientras que en Palencia lleva cebolla. La primera tiene un color más negro y parece más consistente, mientras que la segunda es más claro y su sabor es más picante. Da lo mismo, ambas están riquísimas.

La comida del sábado fue especial, pues probé una "sopa de pan", que algunos llaman de chichurro, cuyo ingrediente básico, aparte del pan, es la morcilla de Palencia. En Paredes de Nava existe un horno panadería donde te dan la posibilidad de, o comprar directamente los platos recién hechos, o llevar los ingredientes y utensilios y que te lo preparen in situ. Luis les llevó un gran cuenco de barro por la mañana y se trajo de vuelta un delicioso plato humeante que entró de maravilla para combatir el frío húmedo que dejaba la incipiente lluvia. La receta es muy simple y el resultado excelente.

Pero no contentos con eso, por la noche y tapeando por Palencia nos pusieron de nuevo morcillas, en este caso fritas y acompañando a un huevo frito. Y al día siguiente, como despedida, un poco de marisco y... morcillas de Palencia. Hechas en la sartén de casa y nuevamente deleitables. Como sea eso verdad que de lo que se come se cría... :P

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