La Catedral de Kingsbridge

lunes, 7 de septiembre de 2009

Cuando Ken Follet escribió Los Pilares de la Tierra tuvo que hacer un enorme esfuerzo de investigación sobre el tema de la construcción en general y de templos en particular para poder reflejar en su best-seller una historia atrayente para un lector medio. La catedral de Kingsbridge es un ente ficticio, irreal, que se fue moldeando en la mente de Ken Follet y que cobró forma en las cabezas de todos los los que nos empapamos de las aventuras de Tom Builder y compañía.

Para la secuela de esta obra, Un mundo sin fin, Ken Follet lo tuvo un poco más sencillo. La catedral que él siempre soñó quizás sí que existiera sin él saberlo. Y la encontró en Vitoria, en pleno centro urbano. El escritor galés visitó la Catedral de Santa María, una edificación peculiar porque aún está en obras... más exactamente, en restauración.

Y la visitó porque, a pesar de estar en obras, la Catedral de Santa María está abierta al público en visitas organizadas que, con el correspondiente casco en la cabeza, te muestran las labores de restauración y te explican in situ parte de su historia. El templo eclesiástico está patas arriba. Los andamios invaden un espacio que debería estar ocupado por bancos y símbolos religiosos. El suelo levantado deja ver los cimientos de una construcción colosal. Y una simple mirada a su estructura deja ver grietas en los muros y arcos deformados que dan sensación de colapso inminente.

Todo comenzó cuando una parte del edificio se derrumbó en los 90. Los estudios demostraron que la catedral fue construida con unos materiales que soportaban las cargas estructurales para las que fue concebido. Pero reformas posteriores, como la sustitución de la bóveda de madera original por una de piedra, más pesada, o la construcción de un triforio que quitó consistencia a las columnas, fueron mermando poco a poco la estructura, lo que facilitó su deterioro.

Los planes de restauración, que se entienden perfectamente en la visita, tienen como objetivo el afianzar el templo para evitar su derrumbamiento con la colocación de nuevas resistencias en el subsuelo y las columnas, y el dotar al edificio de una doble función, religiosa y cultural, para el disfrute de todos.

La visita a esta obra es altamente didáctica, y ayuda a entender la complejidad constructiva de este tipo de edificaciones. Los trabajos acabarán en 2012, fecha en la que dejarán de estar descubiertas las entrañas de la catedral que Ken Follet nunca imaginó encontrar.

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