El ágora escocés

martes, 13 de octubre de 2009

La religión ha sido motivo de conflictos a lo largo de la historia, como el otro día vi un poco decepcionantemente en Ágora. Necesitado de un poco más de argumento por lo poco que me aportó el film de Amenábar, recordé que en Escocia la religión es un asunto importante, y quizás investigarla me aportase datos interesantes.

Escocia siempre vive a la espalda de Inglaterra; y en temas religiosos no iba a ser menos. La influencia católica en Escocia proviene de sus vecinos de Irlanda (otros que siempre van de la mano de los ingleses), cuando un emigrante irlandés, San Columba, fundó la primera abadía católica en la isla de Iona. Tras la caída del Imperio Romano, los católicos fueron extendiéndose en declive de los paganos, y uno de ellos, San Mungo, fundó la ciudad de Glasgow en el 543 d.c.

La Catedral de Glasgow se fundó en 1136 en lo alto de una colina, sobre la que fue capilla de San Mungo. Pero los brotes de protestantismo no tardaron en sacudir Escocia. El reformador que introdujo la reforma religiosa fue John Knox, quien aprovechó la victoria de los ingleses sobre los escoceses a finales del s. XVI para imponer su doctrina, y la Catedral cambió súbitamente de signo religioso.

Hoy se viven tiempo más pacíficos, que es lo que debería ser el objetivo de todo esto. El protestantismo está asentado en Escocia, aunque el catolicismo se mantiene en buena parte de su vertiente occidental. De hecho, en Glasgow, la gran capital del oeste, los fieles se reparten al 50% entre una y otra doctrina. La Catedral protestante convive con la Católica de Saint Andrew's, y los aficionados al fútbol hacen de la religión el estandarte de sus equipos: los católicos del Celtic frente a los protestantes del Glasgow Rangers. Un enfoque curioso que, visto lo visto, podría ser guión de cualquier largometraje.

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