El papel de la mujer

domingo, 16 de diciembre de 2007

En el ocaso del viaje me percaté de un hecho que me pareció singular. Llevaba una semana recorriendo todo el orbe marroquí y no habíamos establecido contacto con ninguna mujer. Tan sólo comenzamos algún diálogo con la joven del agua y con la policía de "la pequeña Suiza". Más allá de eso, nada.

Por las calles del zoco, los comerciantes de los puestos son todos hombres. Ellos son los que instan a los turistas a "sólo ver" sus bellos productos artesanales, los que dominan como nadie el rito del regateo y los que te sirven el artilugio comprado en una bolsa negra de plástico. Y el mismo esquema se repite en los hoteles, en las tiendas de ultramarinos, en las ventanillas de las estaciones de transportes públicos y por supuesto en aquéllos avispados sujetaparedes que conectan el radar en cuanto atisban a cualquier turista recién llegado a la medina para ofrecerle cualquier tipo de servicio (da igual si lo necesita o no) en busca de la ansiada comisión.

Es como si ellos, los hombres, fueran los únicos que gozan del derecho de establecer relaciones con el mundo exterior. El papel de la mujer es totalmente secundario. No se comunican con nadie y su valor productivo se limita, según lo que pudimos observar, a la limpieza de las estaciones de tren o a la venta de tatuajes de henna en alguna plaza. Como si el velo que recubre sus cabezas psicológicamente las aislara del mundo que las rodea.

Pero al parecer la situación está cambiando mucho en el país desde que en 1972 (hace sólo 30 años) la nueva Constitución garantizó a las mujeres el derecho a votar y ser votadas (sufragio activo y pasivo) y se reforzó con la llegada al poder de Mohamed VI (su actual monarca) con sus ideas aperturistas, quien por ejemplo, saltándose el protocolo, presentó en sociedad a su esposa tras acceder al trono.

Aún así, parece que estos avances sólo llegan a las ciudades más desarrolladas, como la policía que nos perdonó la multa en "la pequeña Suiza" (una mujer con un empleo de importancia). En los pueblos o medinas del sur las cosas van más despacio, y da la impresión de que prefieren asumir el incomprensible decreto "mudawwana" que rige en el país todavía desde 1957 según el cual las mujeres no son consideradas personas adultas maduras. Espero que por poco tiempo.

1 comentarios:

Hanah M. dijo...

Poco a poco... Este fin de semana me ha ocurrido algo un poco relacionado... Alguien se ofreció a hacer por mi una tarea que requería esfuerzo físico... y me sentí como si me dijera "tú eres una mujer, yo spoy un hombre, soy más fuerte, lo haré mejor"·
te puedes imaginar mi mosqueo... en fin... quizás sólo lo dijera por costesía... ¡pero no deja e sentarme mal!