American Idol

jueves, 31 de enero de 2008

A veces, si alguien anda un poco despistado, puede tener la sensación de que el avión ha aterrizado en suelo estadounidense en lugar de en el país de las verdes montañas. Los ticos tienen, por suerte o por desgracia, mucha influencia de sus vecinos norteños, y ello se refleja en varios aspectos de su vida diaria.

Las particularidades empiezan en el lenguaje. Lo primero que llama la atención es la peculiar forma con que los costarricenses pronuncian el nombre de su propio país. Tienen la costumbre de pronunciar la letra "r" de un modo extraño, de forma que cada vez que dicen "Costa Rica" recuerdan al ex presidente José María Aznar cuando imitó el acento tejano en su famoso discurso. E incluyen en su léxico habitual palabras en inglés que utilizan con toda naturalidad: hacen las compras en el "mall" (centro comercial), en el campo duermen en "sleepings" (sacos de dormir) y si la luz se va es que han saltado los "switch" (fusibles).

En las intersecciones de sus cuadriculadas calles no suele haber semáforos (ayudando al caos circulatorio), pero cuando los hay, son similares a los de Estados Unidos: un par de cables mantienen suspendido el semáforo en el centro. Y con frecuencia circulan autobuses escolares importados del país de Bush, como el que lleva a Bart Simpson al colegio de Springfield.

El sistema eléctrico varía con respecto al europeo (excluyendo al Reino Unido, por supuesto) ya que los enchufes se fabrican al sistema americano, con dos clavijas finas, por lo que hay que llevar adaptador. Las casas, en Navidad, se llenan de abetos con espumillón y los Reyes Magos están en el paro en favor del rechoncho Santa. Y, en ocasiones, los aseos públicos no distinguen entre hombres y mujeres, sino que los humanos nos transformamos en números, y conviene saber que en las puertas puede aparecer un 1 (que significa orinar) o un 2 (que sería defecar), práctica muy habitual en el gigante americano.

Las razones de esta influencia americana parecen estar en las ayudas económicas que Estados Unidos ha proporcionado a Costa Rica en los últimos años. Una gran colonia de pensionistas estadounidenses (alrededor de 60.000) han decidido acabar sus vidas buscando el sosiego costarricense y el número crece cada año. Afortunadamente, los ticos son conscientes de la importancia de preservar su patrimonio natural. Aunque en poco tiempo la llegada de una nueva norma legal puede hacer cambiar las cosas con respecto a la economía. Por todas las ciudades ticas se ven pintadas en contra del TLC (Tratado de Libre Comercio) que permitiría a las grandes potencias establecerse con total libertad y en igualdad de condiciones en el país para explotar sus productos, lo que podría llevar una destrucción total del comercio local.

De esta forma, el coloso americano acabaría por engullir al diminuto país centroamericano, y estas pequeñas costumbres que no dejan de ser anecdóticas empezarían a convertirse en algo más serio. Espero, por el bien del planeta, que esto no suceda.

1 comentarios:

Unknown dijo...

Oye Manito! que cosas más interesantes, es bueno viajar y aprender con lo visto.
Muuuchas gracias por tus historias Felix, así te echo menos de menos...hehehe, mentira.

A ver cuando nos vemos, que no paras!