No todos los días se tiene la oportunidad de visitar el periódico generalista de mayor tirada en España. En la facultad nos enseñaron que los medios son el cuarto poder y que su poder de influencia en la sociedad es determinante en la mentalidad de la masa (al hilo de la actualidad, parece que lo de "derrocar gobiernos" no es exclusivo de las profesiones de altos vuelos; o al menos, lo de "derrocar presidentes", como ha conseguido sorprendentemente el Marca con el del Madrid). Por eso, el ofrecimiento de mi amigo Nando de dar una vuelta por la redacción de El País me inspiró una creciente curiosidad.
Mi compañero en Periodismo está viviendo en primera persona lo que se cuece en el medio impreso del grupo Prisa, pues está empezando a hacer sus pinitos en la sección de Internacional. Así que nadie mejor que él para enseñarme algún entresijo del coloso de la información. Lo primero que vimos fue la puerta de atrás, repleta de furgonetas que, debido a la hora (las once de la noche) se preparaban para cargarse de manojos de periódicos para que a primera hora del día siguiente todos sus fieles pudieran ver en portada la sonriente cara de Obama (no podía ser de otra forma).
En la entrada principal, el recepcionista me dejó pasar sin impedimentos. "A estas horas no hay problema". Dejamos la cafetería y subimos a la segunda de las cinco plantas del edificio. Y, al abrirse las puertas, la sorpresa inesperada. Nunca imaginé que la redacción de El País fuera un inmenso espacio diáfano, donde se mezclaban en aparente caos todas y cada una de las secciones del periódico sin ninguna pared que sirviera de separación entre ellas.
Desde el pasillo que la circunda y a través de los cristales que la rodean, pude ver cómo a esas horas el trabajo en la redacción estaba casi hecho. De las casi 300 mesas que rebosaban aquel espacio (todas llenas de papeles amontonados y pantallas de ordenador), apenas quedaban algunas ocupadas: las de los de Deportes, que esperaban con cara de sueño y aburrimiento a que acabase el partido de Copa entre el Español y el Barcelona; y los del periódico Digital, estos sí en mayoría, que tienen que quedarse toda la noche en vela para actualizar la web en el caso de que algo suceda. Es lo que tiene la inmediatez informativa.
La redacción vacía y el periódico en la rotativa, imprimiéndose. Visitamos también la redacción de El País Semanal (nuevamente sin gente) y fue significativo el hecho de ver un ABC tirado en el suelo de uno de los pasillos. Yo, prudente de mí, pasé a su lado sin pisarlo.
La verdad es que, a pesar de ver la redacción dormida (como el periodista que veía el partido), me impresionó. Pero tiene que ser espectacular verla despierta, llena de gente, de bullicio cada vez que hay una noticia, de personas corriendo por los pasillos con papeles en la mano y bolígrafos en la oreja. O al menos así es como yo siempre me la he imaginado. Espero tener otro día la oportunidad de descubrirlo.
Las noticias desde dentro
martes, 27 de enero de 2009
Publicado por Lince, viajero de culo inquieto en 21:08
Etiquetas: 022.Visitas, 100.España, 190.Madrid
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2 comentarios:
¿Noto cierta nostalgia hacia la profesión que tuviste en tus manos y desechaste?
(P.D: ¿Te llegó mi SMS desde L.A.?)
Ey ey que no está desechada, para eso está el blog. Pero mis intenciones periodísticas no van mucho más allá, de momento (quién sabe si algún día tendremos el SENASA Información).
PD: Roger (Recibido)
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