Nuevo año

jueves, 1 de enero de 2009

Hace justo 365 días estaba celebrando la entrada en 2008 muy lejos de España, en un lugar mágico como la Playa Uvita de Costa Rica. Este año el escenario ha sido el tradicional, en casa y con la familia. Diferente pero igualmente satisfactorio. El año pasado los actores fueron los peligros de la Ruta Quetzal, y ayer, los amigos scouts. Muy bien rodeado dimos todos juntos la bienvenida a 2009.

Hoy me quiero acordar de un viaje que tenía pendiente de comentar. Hace unos meses nos reunimos en Agua Amarga, en pleno Cabo de Gata, un grupo de monitores de la ruta para uno de nuestros famosos encuentros. Año tras año, la familia va creciendo, y lo que en principio se convirtió en reuniones por España de los monitores de 2006, se ha convertido ya en una tradición a la que se sumaron el año pasado los de 2007 y recientemente los nuevos de 2008.

En Almería el número de participantes ascendió a 25, todo un record. Aún me sigue impresionando el enorme esfuerzo que realizamos todos por llegar a tiempo, tanto por el número de horas de trayecto (Marta vino desde Asturias, Charuca desde Valladolid, Andrea desde Ponferrada o Meri Angels desde Salamanca, por ejemplo) como por el escaso tiempo del que disponemos para reunirnos (apenas un fin de semana). Pero quizás por ello estos encuentros se viven tan intensamente: todos vamos con ganas e ilusión por reencontrar caras conocidas y por disfrutar al máximo cada segundo.

La excusa en esta ocasión era realizar una ruta en piraguas por el Parque Nacional del Cabo de Gata. Una experiencia impresionante maravillosamente organizada, como siempre, por el frente granadino encabezado por José Carlos. Las cristalinas aguas del mar Mediterráneo fueron testigos de los ataques piratas de canoa o canoa (con míticas peleas como la encarnizada contra Palma y José Pablo), con robos de remos incluidos y trasvase de objetos de una embarcación a otra. Volteos no autorizados de piraguas y paradas en el camino para sumergirnos y explorar el fondo marino fueron constantes en nuestro recorrido. Que si una playa nudista por aquí; que si una estrella de mar encontrada, cómo no, por Andrea; que si Charuca y Paula dedicen hacer más kilómetros que nadie y pasarse el destino...

Dos días intensos cargados de anécdotas que llevarnos en la retina. Anécdotas y otras cosas, pues alguno se llevó equipaje extra. Agustín y su pedrolo, la manta azul, la gorra amarilla, algunas piñas, y por supuesto la margarina tricolor que hizo las delicias de todos los presentes... y que incomprensiblemente (aún no me lo explico) se encuentra actualmente en el congelador de mi piso de Madrid.

Espero que el recién estrenado 2009 traiga nuevas aventuras. Por ganas de verse, desde luego, no va a quedar.

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