Huesca es...

domingo, 28 de junio de 2009

Huesca es una ciudad peculiar: tan sólo dos visitas me han bastado para percatarme de que cuenta con rasgos característicos que le otorgan una personalidad genuina. Turísticamente, los atractivos no son muchos, aunque no escasean; fundamentalmente, su Catedral gótica, sus murallas y algunas iglesias románicas. Pero lo más curioso es que el monumento más conocido de huesca es... un par de pajaritas de papel de tamaño gigante. Ubicadas en el gran parque urbano, su imagen se usa como reclamo turístico en tiendas, portales web... Original desde luego.

Huesca es una ciudad de contradicciones. De seguro es la única ciudad del mundo que, pese a contar sólo con 51.000 habitantes, tiene la fortuna de contar con aeropuerto (Monflorite) y tren del alta velocidad que en apenas dos horas y media te deja en Atocha. Algo tendrá que ver su magnífico entorno natural: en sólo una hora te plantas en plenos Pirineos, con alturas que se elevan más allá de los 3 mil metros... cuando la capital se encuentra simplemente a 400 metros sobre el nivel del mar. De hecho, no es raro ver las cimas nevadas de las cercanas montañas que se hallan al norte, mientras que en la llanura sobre la que se asienta la ciudad apenas caen copos.

Huesca es una ciudad muy pequeñita. No hay ningún punto de su trazado urbano que se tarde en llegar más de 30 minutos a pie. Una gozada para los que vivimos en ciudades cargadas de atascos. Sin embargo, a los oscenses les gusta mucho coger el coche, por muy a mano que quede todo. En un lugar tan pequeño, la intimidad brilla por su ausencia. Lo que más me llamó la atención es que todo el mundo se conoce, aunque sea de vista: ese es el hermano del frutero; esa iba conmigo al colegio; esa se casó el otro día, es la hija del vecino de mi tía. Un fenómeno curioso: por muy rápido que quieras llegar a un sitio, siempre acabas encontrándote a alguien por el camino con el que pararte a charlar. Debe ser que no pasé el suficiente tiempo en ella porque no me topé con nadie.

Huesca es es el lema con el que el Ayuntamiento promociona la ciudad, acompañado por un caballito. Un nuevo elemento curioso en un lugar a descubrir. Un logotipo rojo en una ciudad donde se lleva el verde, el color del pañuelito que los oscenses se colocan al cuello en agosto en las fiestas de San Lorenzo, el patrón de la parrilla. Aunque este año les ha gustado más el blaugrana, pero no por el Barça, sino por la S.D Huesca, que he hecho un gran papel en la 2ª división: el equipo ha revolucionado la ciudad, y se han medido después de muchísimos años al Zaragoza, el gran rival de siempre, el pique asegurado. El año que viene igual me toca venir de visita a ver al Betis. Seguro que la próxima vez que vuelva ya me encuentro a alguien por la calle.

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