Decir Segovia es hablar de su acueducto. El genial monumento eclipsa cualquier otro rasgo distintivo de la ciudad; basta con preguntar a cualquier foráneo qué más destacaría de la capital para darnos cuenta del desconocimiento generalizado. Cometeríamos un craso error si nos conformásemos con admirar sólo la colosal obra romana, pues justo al otro lado, destacando sobre un cerro bajo el cual se fusionan los ríos Eresma y Clamores, se encuentra otra maravilla arquitectónica que no pasa desapercibida: el Alcázar.
Este castillo no tiene nada que ver con algún otro que haya conocido en España, donde abundan los medievales de piedra o los alcázares construidos por los musulmanes. Pero el nombre de Alcázar no debe llevarnos a engaño: la edificación fue llevada a cabo tras la reconquista cristina, aunque se tenga constancia de usos anteriores, sobre todo en época romana. El Alcázar de Segovia más bien recuerda a los tradicionales castillos alemanes, por sus picudas torres con tejas negras que le otorgan un cierto aire de cuento infantil. Su ubicación es sublime y destaca en la silueta de la ciudad como su parte frontal, como la proa del barco con el que todos comparan el perfil segoviano.
En su interior la visita se hace estancia por estancia, destacando por su importancia la presencia de elementos pertenecientes a los Reyes Católicos. De hecho, Isabel la Católica salió de la fortaleza el 13 de diciembre de 1474 para ser proclamada Reina de Castilla en la Plaza Mayor. Me gustó especialmente la Sala de los Reyes, en cuyo friso aparecen una tras otra figuras de todos los reyes de Castilla, León y Asturias, y en la que Alfonso X (el inventor del NO&DO sevillano) se camufla bajo el nombre de Alfonso XI, por un error a la hora de contar los reyes con ese nombre.
Las vistas son espectaculares y la visita permite subir los 152 escalones que por una estrechísima escalera de caracol conducen a lo alto de la torre del homenaje, desde la que por un lado se observa la ciudad, con su fabulosa Catedral que hace funciones de mástil del barco, y por el otro la llanura, el mar verde sobre el que navega la nave.
Alcázar a la vista
sábado, 18 de julio de 2009
Publicado por Lince, viajero de culo inquieto en 1:40
Etiquetas: 012.Monumentos, 100.España, 120.Castilla y León, 124.Segovia
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2 comentarios:
un sitio en el que me acorde mucho de ti comiendo quesadas!!!!
jjejjejejeje
como estas????
Muchas felicidadessssssssssss!!!!!!!!!!!!!!!!
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