Órdago a la chica

lunes, 8 de septiembre de 2008

Va siendo hora de que hable del campamento de verano de este año, que a este ritmo llegamos al otoño y va a quedar desfasado. Lo hemos celebrado en Talveila, un pueblecillo de unos 200 habitantes al oeste de Soria, a media distancia entre ésta y Burgos. La provincia de Soria es de órdago a la chica, pues si apostásemos a que posee algún tipo de record, lo haríamos siempre tirando por lo bajo.

La capital, Soria, tiene apenas 40 mil habitantes (las personas que van al campo del Betis cada domingo, por ejemplo), y sólo adelanta a Teruel como capital de provincia española menos poblada. Es pequeñísima en tamaño: nada más entrar paré en un semáforo con la Demetrio (la furgoneta de este año), miré a un lado y ¡zas!, encontré la estación de autobuses que estaba buscando donde tenía que recoger a Íñigo (por cierto, deberían cambiarle el letrero pues queda bastante ochentero). Proseguí mi camino en busca del centro y en apenas 5 minutos ya me encontraba fuera de la ciudad, ¡la había cruzado entera!. Impresionante.

El centro es bastante bonito. Tiene dos calles, vaya, pero peatonales y con mucha vida. Lleno de comercios que abren prontísimo (antes de las cuatro ya te atienden algunos) y cuyos dependientes te tratan con mucha amabilidad (si tienen que explicarte dónde se encuentra algo, salen a la calle y todo para señalarte; tampoco es que estén muy lejos las cosas, claro). Marta y yo nos conocimos todas las tiendas de veinte duros y todas las ferreterías de la ciudad (sobre todo nos encantó La llave, auténtico necogio tradicional de antaño). Sólo tiene 4 líneas de autobús, bueno, de microbús, y lo más llamativo es que empezaron a funcionar ¡en 2007!.

Los edificios, en su mayoría románicos, están hechos de una piedra blanquecina que le da un aire medieval. La plaza del ayuntamiento (la de la foto) es bastante bonita, y allí se celebró el día de mi cumpleaños la entrada de toda la ciudad al mundo de la TDT. Parece que en esto han sido vanguardistas. También me gustaron sus espacios verdes, como la inmensa alameda de Cervantes o la ribera del río Duero, un espacio de esparcimiento muy bien equipado donde pasear es un placer.

Pero Soria es famosa sobre todo por dos cosas: el CD Numancia, que con uno de los estadios más pequeños de primera y segunda se codea con los grandes en la liga de las estrellas y es capaz de ganar al Barça; y por Machado, sevillano de nacimiento pero soriano de adopción, un enamorado de estos lares en cuyos libros se describen los parajes de estas tierras castellanas. En el instituto me aburrió la lectura de Machado, aunque ahora quizás, después de haber visitado Soria, podría comprender un poco más qué es lo que nos quería decir.

“Al olmo viejo, hendido por el rayo y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo algunas hojas verdes le han salido.
Mi corazón espera también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera”


(Son quizás los poemas más famosos de Machado, un halo de esperanza en este símil entre el olmo seco y su mujer Leonor, moribunda)

3 comentarios:

Rodri dijo...

aaaaaaaaaaaaah, has escrito "órdego", jaaaaaaaajaaaaaaa

pruebe!

Cayetano Ruiz de Alarcón Quintero dijo...

Iyo no veas el cambio en el blog, ha quedao wapo wapo, si le dices a juanje que te haga un montaje de una imagen a mitad de camino de tu cara y la de un lince o tu cara con unos ojos de lince ya lo bordas. Por cierto pareces mucho más viejo en la foto del encambezamiento...xD. ah a todo esto,¿cómo has podido hablar del campamento sin mencionar al visón comepinos nocturno o al escorpión comebotas?

Lince, viajero de culo inquieto dijo...

ey camaleón, aún queda muuuucho por hablar del campamento :P

Un abrazo