La suerte de vivir en Madrid te hace poder disfrutar de eventos importantes como el partido que la campeona de Europa tenía que disputar contra Turquía para clasificarse para el Mundial de Sudáfrica. A mi nunca me ha llamado la atención el ver los partidos de la selección (de hecho sólo había visto uno muy aburrido en el Benito Villamarín con Clemente de entrenador) pero el hecho de poder disfrutar del juego que el combinado nacional practica hoy en día (está considerada la mejor selección del mundo actualmente) y de que el escenario fuera el Santiago Bernabeu (al que llevaba mucho tiempo queriendo acudir) me ofrecían motivos suficientes para cambiar aquella antigua opinión.
El viaje en metro ya presagiaba que el ambiente sería el de las grandes ocasiones. Una masa de gente ataviada con los colores oficiales se embutía en los vagones entre cánticos de apoyo al equipo. Deseosos de salir de aquella olla a presión (y nunca mejor dicho), llegamos a la parada y ante nosotros se alzaba la impresionante figura del estadio, todo iluminado y con sus 4 torres de esquina dándonos la bienvenida a nosotros y a las 75 mil personas que habían agotado todas las localidades. Entre ellas mi
amigo Richi de Tubilla que por casualidad me encontré en los aledaños y nos hizo la foto.
Procedimos a buscar nuestra puerta de entrada y entre reventa y reventa pasamos por unos puestos preparados para entretener al público antes del comienzo con temas relacionados con la selección. Sin duda, lo que más me gustó fue la vitrina donde se exponía la Copa de Europa que ganamos el junio del año pasado. También era lo que más expectación causaba. Por fin entramos al campo, que era de lo que más ganas tenía, y no me defraudó. Tres gradas altísimas con miles de asientos y, curiosamente y a diferencia del Atleti, para combatir el frío unos calefactores de una potencia desmesurada para calentar todo el campo.
El partido fue entretenido y la selección jugó como ella sabe en la segunda parte, donde nos hizo disfrutar a todos. Aunque me llamó la atención que la grada no animase mucho. Hace poco vi por televisión el amistoso que España jugó contra Inglaterra en el Pizjuán y se escuchaba que los aficionados no pararon de apoyar al equipo desde el minuto uno. Pero en Madrid ni siquiera tras la alegría del gol la gente se animó con cánticos. Todos sentados y a continuar comiendo pipas.
Aunque sin duda lo mejor fue el descanso, y no por el bocadillo. El speaker nos deleitó con las canciones españolas más auténticas y el público sí que se enfervorizó al ritmo de Paquito el Chocolatero, El Fary, el Porompompero y, por supuesto, el "Que viva España" de Manolo Escobar. Todos de pie, cantando y bailando, y pasando un momento muy divertido. Sólo puedo pensar en la cara que se les quedaría a los turcos ante todo un estadio moviéndose adelante y atrás al ritmo del Chocolatero. Tuvo que ser impactante. Spain is different.
Al final, victoria (décima consecutiva, todo un record) y el mundial más cerca. La roja imparable.
La roja imparable
domingo, 29 de marzo de 2009
Publicado por Lince, viajero de culo inquieto en 22:35
Etiquetas: 017.Deportes, 100.España, 190.Madrid, 802.Promoción29
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1 comentarios:
Si ya es impresionante ir al Bernabeu aun más si es un partido de la selección. Aunque con mucho frio el partido mereció la pena. Y como bien dices en la entrada uno de los momentos mas sorprendentes fue el descanso, no podía creer que estaba escuchando paquito el chocolatero...
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