Yo, el eterno organizador de eventos para los demás, estoy poco acostumbrado a ser el sujeto que participa en las actividades que preparan los otros. Pero, en el campamento de verano, los rovers no sólo consiguieron darle la vuelta a esta tortilla, sino que me dieron una de las mayores sorpresas de mi vida.
Su tarea consistía en llevar a cabo una "gymkhana para el scouter", es decir, un típico juego de pistas con un único grupo participante compuesto por una sola persona. Dispuesto a disfrutar a lo grande de una oportunidad como ésta, puse todas mis ganas en encontrar cada uno de los papelitos que se hallaban dispersos por todo el recinto (por supuesto, colocados todos ellos lo más alejado posible el uno del otro). Con cada pista, una foto obligatoria, una prueba, un trozo de puzzle y una nueva dirección para hallar la siguiente.
Después del largo paseo para ir y volver del campamento de la Társis, me esperaba el último obstáculo, esta vez por las alturas: cruzar un puente mono. Y allí, en vez del ya clásico papelito azul que me daba las informaciones, me encontré con algo inesperado. Don banderas colgaban protegiendo las 4 camisas del uniforme de los rovers, perfectamente dobladas y con sus pañoletas al cuello, con la mía delante igualmente dispuesta. En una mirada más atenta, me fijé en un cartel donde había escrita una frase que no olvidaré nunca, "Siempre formarás parte de nuestra vida". Y otro papel me anunciaba que empezase a cantar el estribillo de una canción que nos ha marcado en este año rover, el famoso "Hay que superar" de la Társis.
Cuando así lo hice, Niala, Chacal, Teresa y Adri salieron de su escondite y me siguieron en mi cántico. Mi cara de tonto no iba a ser nada con lo que aún faltaba: detrás del cartel con la frase inolvidable había algo más, que no había apercibido. El puzzle de papel que había ido formando se transformaba de repente en uno real, de verdad, y personalizado, con una foto de todos mis rovers dividida en 560 pedazos.
Aún se me eriza el pelo cuando pienso en ello, y recuerdo que, aunque no solté lágrimas, era incapaz de decir nada por la emoción. El cazador cazado. El culmen perfecto para un año increíble. Yo sí que estoy feliz porque os hayáis cruzado en mi camino.
El cazador cazado
martes, 7 de octubre de 2008
Publicado por Lince, viajero de culo inquieto en 19:42
Etiquetas: 016.Momentos, 100.España, 120.Castilla y León, 122.Soria, 801.Scouts
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2 comentarios:
"Hay que superar, cualquier adversidad, que haya en el camino para poder avanzar..."
Gran año que culminó con un fantastico campamento. Ya me hubiera gustado que esa actividad hubiera sido preparada para dos. Pero esto no se acaba aqui, nos queda una ronda llena de ilusión, de ganas y que espero que sea, por lo menos, la mitad que la anterior.
Te echaremos de menos.
Tremendo...se me ha erizado a mí y todo ;b
Tú te lo mereces...ahora me arrepiento de no haber cazado nunca a nuestros ex-cazadores, hábría sido guay...
Un abrazo Lynx
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